martes, 21 de febrero de 2012

Lo que soy


Siempre igual, siempre ocurre lo mismo, sé que lo que voy a decir puede llegar a sonar victimista, pero así lo es, he tenido una vida de mierda. Ya no por el simple hecho de el malestar que sentía al estar con mi familia, los lazos que me unen a mis padres siempre han estado colgando de un hilo, tanto como de parte paternal como maternal, se han criado en familias muy serias, en las cuales se aprendía a golpe de bastón, así no ha sido de extrañar el porqué de la personalidad fría que siempre me ha caracterizado, no sé porque, pero a mis padres pese a los golpes, les fue bien en su evolución, pudieron aceptarlo todo, sobrevivir y mejorar, pero parece que en mi no fue un muy buen método.

Mis padres idolatran, a sus padres los venera, pero yo no, tanto a mis padres como a mis abuelos, no entiendo qué forma de educación, desde el colegio podía ver la felicidad de mis compañeros, era como una luz que hacia iluminar lo oscuro que era yo. No entendía muy bien lo que significaba la felicidad, más bien aún ahora pienso que la felicidad es subjetiva, no van a tener el mismo concepto de felicidad una familia en la cual se adiestra a golpes que una familia donde si te caes te tienden la mano y te ayudan a levantarte.
Pero con el tiempo, pude adaptarme a esos “golpes”.

Entonces fue cuando empecé la segundaria, cuando conocí a Hans y Sylvane, y más importante, a Lynn. En esos tiempos un chico muy “amistoso” creo que esa es la palabra adecuada, vino a hablarme y a entablar la relación, no sabía muy bien cómo actuar, nunca jamás nadie me había dirigido la palabra, simplemente hacían como si fuera eso, una sombra. Pero Vlad, que así se llamaba el chico, era diferente, por todos sus medios, al final acabamos estableciendo una relación de amistad, y poco a poco noté como mi aura oscura que tenía desde niño se iba disipando.

Le explicaba a Vlad la mucha rabia que tenia por Hans, era todo lo que odiaba de las personas, siempre estaba sonriendo, nunca dejaba que nadie se metiera con él ni con sus amigos, era como si tuviera un cuerpo y alma inquebrantable.

Si eso fuera poco estaría bien, pero era bueno en todo lo que hacía, tanto deportes, como estudio, yo siempre me había clasificado como bueno en física, pero él me superó claramente, superando mis notas de 7 a de 8 para arriba. Pero es que su amigo Sylvane no se quedaba corto, no destacaba tanto como el por ejemplo en física, pero era el mejor de la clase en deportes, no bajaba del 9, nunca. Y en Baseball no recuerda haber visto que su nota bajara de 10.

Y para culminar ya el odio que sentía hacia ellos, ya dejando de lado su perfección, estaban con la mujer con la cual anhelaba estar, Lynn, era una chica perfecto, con ese liso cabello, ese precioso rostro… era todo lo que deseaba, y estaba junto a lso tipos de persona que más odiaba.
Vlad me explicó que ellos tres eran amigos desde la infancia, lo sabía pues su amiga Sarah, que la conoce desde el colegio, ahora se juntaba con ellos. Eso a mí me daba absolutamente igual, la quería para mí, la necesitaba para mí. Tenía que ser mía, pero estaba claro que en comparación con Hans y Sylvane, no era nada. Llegué a pensar en quitarlos de en medio pues se interponían entre ella y yo, pero las cosas fueron bastante diferentes.

Acabamos como un grupo de 6 amigos que pasaban el tiempo juntos, pasándolo bien en sus ratos libres del colegio, ya fuera para jugar a videojuegos, salir al parque o ir al cine a ver alguna película.
Hans bromeaba mucho, era el alma del grupo hacia sonreír a todos, al principio yo actuaba un poco reacio, hasta sarcástico de una manera muy fría, pero al final no podía no sonreír ante sus bromas absurdas, su total sinceridad y su sistema anti-tabúes,  su sentido ilógico a la par que gracioso de ver las cosas, podría hablar de la muerte sin dudar ni un segundo sobre lo que repercutiría eso en las demás personas, eso llevó a veces a alguna situación peliaguda, pues Sarah perdió a su padre de pequeña, pero no fue nada que no se pudiera superar. Poco a poco me fue cayendo bien, o eso creo.

Pero que me cayera bien, no significaba, que cambiara mi opinión sobre cómo era él en verdad, un prepotente con un ego increíble, y que no merecía tener todo lo que tenia, y yo dudaba de verdad si le caía bien o no, hablaba conmigo pero de una manera de la cual aún ahora, después de tanto tiempo, no he conseguido identificar.

Pese a que entre todos teníamos una muy buena relación, no conseguí acercarme demasiado a Flynn, y pese a todo me seguía sintiendo excluido, a diferencia de todos, las relaciones que tenían entre ellos. Y el único del cual siempre podía confiar y en quien no dudaba en prestarme su apoyo y ayuda moral, Vlad.
Pasó el tiempo y pasamos todos los sucesos acontecidos desde que descubrimos lo de nuestras reencarnaciones, desde el entrenamiento que tuvimos en el campamento con los profesores y Kain, los combates contra las bestias, la destrucción del árbol Ygdrasil que estaba pudriendo la tierra, así como la derrota de sus guardianes metamorfos, la ardilla Ratatosk, el dragón Nidhogg , el halcón Bethfolnir y los cuatro ciervos gemelos Dain, Valin, Duneyrv y Durabror.

Todos los lazos se fueron fortaleciendo, a la par que nuestros poderes, aunque claramente, muchísimo más los suyos, yo seguía siendo el débil, pese a lo que me había esforzado, Hans era un maldito genio, me di cuenta de la verdad, más que nada, le tenía envidia, el tenia todo lo que quería, y había conseguido todo lo que se proponía, podía ver como la miraba Flynn, llena de orgullo al ver uno de sus amigos de la infancia con el poder suficiente con el que haber podido acabar con un dragón, y ella junto a Sarah se habían convertido en increíbles guerreras, y como supuse, yo no era más que morralla para ella, no conseguí prácticamente nada en la batalla contra Ygdrasil, era débil, muy débil, no se me podía considerar reencarnación de nada, no sé qué hago aún en el campamento.

Solo puedo mirar el lado y ver lo débil que soy, me he cansado de esto, lo siento por Vlad, y lo siento por la maestra Azalea que me ha entrenado en la rama de magia de destrucción ígnea, pero no he podido progresar, no al nivel que yo quería, Mi obsesión por Flynn, va más alla de todo lo que podía llegar a imaginar, ya hasta no soportaba que Vlad se acercara a ella, empezaba a aborrecerlo.

Voy a acabar con todo esto, nunca estuve hecho para estar en compañía, voy a ir a la montaña donde reside la tumba del dragón Nidhogg, que fue derrotado por Hans, según un libro que he encontrado en la biblioteca, hay una manera de despertar el dios que hay en mí, voy a crear el caos, si creían que el árbol Ygdrasil es la única de crear bestias corruptas, están muy equivocados. Yotums, salamanders, sylpsh o undines, solo son una pequeña parte de lo que se puede llegar a crear. Aunque por muy descomunal que vaya a ser mi poder, debo actuar con cautela, voy a destruir este campamento desde dentro, voy a conseguir superar a Hans y Sylvane, destrozaré pedacito a pedacito a Kain, el gran hombre, reencarnación de Siegfried. Conseguiré a mi amada Flynn, ¡y recobraré la gloria que tanto me merezco!

Ha llegado la hora que se ponga en marcha el dios de las travesuras.