Siempre igual, siempre ocurre lo mismo, sé que lo que voy a
decir puede llegar a sonar victimista, pero así lo es, he tenido una vida de
mierda. Ya no por el simple hecho de el malestar que sentía al estar con mi
familia, los lazos que me unen a mis padres siempre han estado colgando de un
hilo, tanto como de parte paternal como maternal, se han criado en familias muy
serias, en las cuales se aprendía a golpe de bastón, así no ha sido de extrañar
el porqué de la personalidad fría que siempre me ha caracterizado, no sé
porque, pero a mis padres pese a los golpes, les fue bien en su evolución,
pudieron aceptarlo todo, sobrevivir y mejorar, pero parece que en mi no fue un
muy buen método.
Mis padres idolatran, a sus padres los venera, pero yo no,
tanto a mis padres como a mis abuelos, no entiendo qué forma de educación,
desde el colegio podía ver la felicidad de mis compañeros, era como una luz que
hacia iluminar lo oscuro que era yo. No entendía muy bien lo que significaba la
felicidad, más bien aún ahora pienso que la felicidad es subjetiva, no van a
tener el mismo concepto de felicidad una familia en la cual se adiestra a
golpes que una familia donde si te caes te tienden la mano y te ayudan a
levantarte.
Pero con el tiempo, pude adaptarme a esos “golpes”.
Entonces fue cuando empecé la segundaria, cuando conocí a
Hans y Sylvane, y más importante, a Lynn. En esos tiempos un chico muy
“amistoso” creo que esa es la palabra adecuada, vino a hablarme y a entablar la
relación, no sabía muy bien cómo actuar, nunca jamás nadie me había dirigido la
palabra, simplemente hacían como si fuera eso, una sombra. Pero Vlad, que así
se llamaba el chico, era diferente, por todos sus medios, al final acabamos
estableciendo una relación de amistad, y poco a poco noté como mi aura oscura
que tenía desde niño se iba disipando.
Le explicaba a Vlad la mucha rabia que tenia por Hans, era
todo lo que odiaba de las personas, siempre estaba sonriendo, nunca dejaba que
nadie se metiera con él ni con sus amigos, era como si tuviera un cuerpo y alma
inquebrantable.
Si eso fuera poco estaría bien, pero era bueno en todo lo
que hacía, tanto deportes, como estudio, yo siempre me había clasificado como
bueno en física, pero él me superó claramente, superando mis notas de 7 a de 8
para arriba. Pero es que su amigo Sylvane no se quedaba corto, no destacaba
tanto como el por ejemplo en física, pero era el mejor de la clase en deportes,
no bajaba del 9, nunca. Y en Baseball no recuerda haber visto que su nota
bajara de 10.
Y para culminar ya el odio que sentía hacia ellos, ya
dejando de lado su perfección, estaban con la mujer con la cual anhelaba estar,
Lynn, era una chica perfecto, con ese liso cabello, ese precioso rostro… era
todo lo que deseaba, y estaba junto a lso tipos de persona que más odiaba.
Vlad me explicó que ellos tres eran amigos desde la
infancia, lo sabía pues su amiga Sarah, que la conoce desde el colegio, ahora
se juntaba con ellos. Eso a mí me daba absolutamente igual, la quería para mí,
la necesitaba para mí. Tenía que ser mía, pero estaba claro que en comparación
con Hans y Sylvane, no era nada. Llegué a pensar en quitarlos de en medio pues
se interponían entre ella y yo, pero las cosas fueron bastante diferentes.
Acabamos como un grupo de 6 amigos que pasaban el tiempo
juntos, pasándolo bien en sus ratos libres del colegio, ya fuera para jugar a
videojuegos, salir al parque o ir al cine a ver alguna película.
Hans bromeaba mucho, era el alma del grupo hacia sonreír a
todos, al principio yo actuaba un poco reacio, hasta sarcástico de una manera
muy fría, pero al final no podía no sonreír ante sus bromas absurdas, su total
sinceridad y su sistema anti-tabúes, su
sentido ilógico a la par que gracioso de ver las cosas, podría hablar de la
muerte sin dudar ni un segundo sobre lo que repercutiría eso en las demás
personas, eso llevó a veces a alguna situación peliaguda, pues Sarah perdió a
su padre de pequeña, pero no fue nada que no se pudiera superar. Poco a poco me
fue cayendo bien, o eso creo.
Pero que me cayera bien, no significaba, que cambiara mi
opinión sobre cómo era él en verdad, un prepotente con un ego increíble, y que
no merecía tener todo lo que tenia, y yo dudaba de verdad si le caía bien o no,
hablaba conmigo pero de una manera de la cual aún ahora, después de tanto
tiempo, no he conseguido identificar.
Pese a que entre todos teníamos una muy buena relación, no
conseguí acercarme demasiado a Flynn, y pese a todo me seguía sintiendo
excluido, a diferencia de todos, las relaciones que tenían entre ellos. Y el
único del cual siempre podía confiar y en quien no dudaba en prestarme su apoyo
y ayuda moral, Vlad.
Pasó el tiempo y pasamos todos los sucesos acontecidos desde
que descubrimos lo de nuestras reencarnaciones, desde el entrenamiento que
tuvimos en el campamento con los profesores y Kain, los combates contra las
bestias, la destrucción del árbol Ygdrasil que estaba pudriendo la tierra, así
como la derrota de sus guardianes metamorfos, la ardilla Ratatosk, el dragón
Nidhogg , el halcón Bethfolnir y los cuatro ciervos gemelos Dain, Valin,
Duneyrv y Durabror.
Todos los lazos se fueron fortaleciendo, a la par que
nuestros poderes, aunque claramente, muchísimo más los suyos, yo seguía siendo
el débil, pese a lo que me había esforzado, Hans era un maldito genio, me di
cuenta de la verdad, más que nada, le tenía envidia, el tenia todo lo que
quería, y había conseguido todo lo que se proponía, podía ver como la miraba
Flynn, llena de orgullo al ver uno de sus amigos de la infancia con el poder
suficiente con el que haber podido acabar con un dragón, y ella junto a Sarah
se habían convertido en increíbles guerreras, y como supuse, yo no era más que
morralla para ella, no conseguí prácticamente nada en la batalla contra
Ygdrasil, era débil, muy débil, no se me podía considerar reencarnación de
nada, no sé qué hago aún en el campamento.
Solo puedo mirar el lado y ver lo débil que soy, me he
cansado de esto, lo siento por Vlad, y lo siento por la maestra Azalea que me
ha entrenado en la rama de magia de destrucción ígnea, pero no he podido
progresar, no al nivel que yo quería, Mi obsesión por Flynn, va más alla de
todo lo que podía llegar a imaginar, ya hasta no soportaba que Vlad se acercara
a ella, empezaba a aborrecerlo.
Voy a acabar con todo esto, nunca estuve hecho para estar en
compañía, voy a ir a la montaña donde reside la tumba del dragón Nidhogg, que
fue derrotado por Hans, según un libro que he encontrado en la biblioteca, hay
una manera de despertar el dios que hay en mí, voy a crear el caos, si creían
que el árbol Ygdrasil es la única de crear bestias corruptas, están muy
equivocados. Yotums, salamanders, sylpsh o undines, solo son una pequeña parte
de lo que se puede llegar a crear. Aunque por muy descomunal que vaya a ser mi
poder, debo actuar con cautela, voy a destruir este campamento desde dentro,
voy a conseguir superar a Hans y Sylvane, destrozaré pedacito a pedacito a
Kain, el gran hombre, reencarnación de Siegfried. Conseguiré a mi amada Flynn,
¡y recobraré la gloria que tanto me merezco!
Ha llegado la hora que se ponga en marcha el dios de las
travesuras.